La obra, titulada De la forma constructiva y del desorden, forma parte de la serie “Del Orden Natural”, que se expuso en el año 1995.
La pintura nos presenta una vista de un exterior desde lo que parece ser una ventana o un balcón, situado a varios metros por encima del nivel del suelo, por la altura desde la que aparecen representados los árboles. El color del cielo parece teñirse de un tono oscuro que anuncia el anochecer. Su técnica, cercana al hiperrealismo, consigue capturar cada detalle del paisaje, cada hoja de los árboles y cada veta del mármol que adorna el interior de los casetones del muro que protege el final del balcón. Todo ello se le presenta al espectador como si lo observase a través de una ventana, pues el artista incluso ha incluido lo que sería el alféizar de la ventana en la parte inferior, rebasando el lienzo. Es un recurso lleno de originalidad.
Mediante los elementos arquitectónicos, el artista reordena el paisaje y articula la representación de una realidad imaginada filtrada por la memoria histórica y la experiencia personal. Como buena parte de sus obras, la obra está teñida de una aspiración hacia lo sublime, hacia una idealización de la realidad, que radica en la ausencia de la figura humana: sin ella, el paisaje parece eternizarse en la ausencia de carga histórica. Todo en su obra resulta trascendental.
Con Caspar Friedrich como referente inevitable en la búsqueda de la representación de lo sublime, sigue la línea de la zozobra del hombre frente a la naturaleza, pues esta le amenaza, especialmente por el impacto que el hombre causa sobre ella. Todo ello mezclado además con la incertidumbre que causa el futuro.
Por ejemplo, otra de sus series, “El tempo helado” nace a partir de un viaje que realizo al Ártico en el año 2017 y en ella pretende capturar en sus obras un paisaje que, dentro de unos años, probablemente haya desaparecido. Demuestra esto su profundo trasfondo, además de su espléndida técnica formal. Dice el artista que siente la necesidad de crear y de comunicar, de provocar que su obra sirva para emocionar y para reflexionar.
Más sobre el artista…
Jesús Mari Lazkano nació en Bergara, Guipúzcoa, en 1960. Este pintor español, licenciado en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco y ha realizado exposiciones en Europa, América y Asia. Además, su pintura forma parte de la colección del Museo Guggenheim de Bilbao.
Es considerado uno de los mayores exponentes de la pintura realista en nuestro país. Muy interesado por explorar los paisajes desde un punto de vista sublime, varias de sus series vinculan precisamente la arquitectura y el paisaje, siempre con una notable ausencia de la figura humana. Sus obras resultan realistas, aunque nos referimos a la técnica, pues en realidad van mucho más allá del realismo, propulsadas por una notable imaginación y trasfondo. En más de un centenar de obras, normalmente componiendo series, demuestra su interés por la naturaleza y la arquitectura, casi siempre combinadas. Lejos de los paisajes tradicionales, mayormente bucólicos, pretende teñir sus obras del concepto de “lo sublime”. Recientemente, la editorial NEREA ha publicado una completa monografía sobre sus obras.