Anselmo Miguel Nieto
Heredero de la tradición de los grandes maestros de la pintura
Autorretratos
Biografía
Obra e influencias
De entre su enorme producción destacan los muchos retratos que dedicó a escritores y amigos, especialmente a su amigo y mentor, Ramón María del Valle-Inclán, además de a la aristocracia de la época; pero, sin duda, las absolutas protagonistas de su obra son las mujeres. Se denominaba a sí mismo “pintor de la mujer”.
Retrato de Concha Lagos (1952)
Concretamente, el gran logro de su carrera es el tema del desnudo femenino, género en el que destaca como uno de los más sugestivos intérpretes de la pintura española. Inspirándose en los más destacados desnudos femeninos de la historia de la pintura, aporta a sus obras un magistral estilo personal, cargado de sensualidad y simbolismo.
Como ya hemos adelantado, participó también en el modernismo español, movimiento que se desarrolló en Cataluña y afectó a la literatura y a las artes plásticas. Una de las características de dicho grupo fue la de pintar y dedicar poemas a bellas y populares bailarinas, actrices de teatro… de vanguardia, como Pastora Imperio o Mata Hari, en alabanza a su arte. Aunque sí participó del modernismo, rechazaba las nuevas corrientes de vanguardia, como mostraban sus continuos reproches a Pablo Picasso, al que reconocía como un gran pintor pero cuyo arte no comprendía.
Aunque el foco del modernismo en nuestro país se ubicó en Cataluña, también se desarrolló en otras partes del territorio. Anselmo Miguel Nieto, asentado en Madrid, fue uno de sus mejores representantes. El modernismo perseguía “el arte por el arte”, rechazando cualquier preocupación sociológica, la denuncia social, muy de moda a finales del siglo XIX como consecuencia del ambiente pesimista provocado por la crisis del 98.
No obstante, el pintor cultivó una pintura esteticista, de matiz simbolista, que buscaba su inspiración en la literatura modernista de la época. El fin último de su obra era la belleza, la eterna belleza. Huía de la vulgaridad, buscando continuamente reflejar un mundo exquisito, elegante y refinado, inspirado en la literatura (lo que ha hecho que su pintura se conozca como “literaria”), las sensaciones, la poesía, la danza, lo espiritual… Buscaba con su pintura mostrar el alma de las cosas.
Desnudo (1923)
Ya el Simbolismo volvió la vista al pasado para buscar su inspiración en el italianismo y el prerrafaelismo inglés, con sus poéticas evocaciones de un mundo de ensueño, representado por jóvenes de rostros delicados, a veces algo misteriosas, ensimismadas.
Óleo sobre lienzo, Anselmo Miguel Nieto, Desnudo femenino (1913)
El motivo de esta nueva entrada es presentaros también por aquí la pieza que acaba de llegar a nuestra galería, este espectacular óleo sobre lienzo de Anselmo Miguel Nieto, representando un desnudo femenino. Fue en el género del retrato sobre el que brilló el pintor por encima de cualquier otro, pero son sus retratos de mujeres los que hicieron de él un pintor excepcional.
La obra representa en primer plano el cuerpo desnudo de una mujer, una joven de sensual belleza que posa para el pintor recostada en una cama, mirando directamente al espectador de manera insinuante y algo misteriosa, propia de la corriente simbolista.
Ella es la protagonista absoluta de la composición, sin nada que distraiga nuestra atención. La manera de representar los rasgos del rostro retratado, casi fotográfico, demuestran que detrás de la obra hay un estudio muy detallado por parte del pintor, que se muestra así como un maestro del dibujo. Hay detalles que captan en mayor medida nuestra atención, como el anillo que porta en su mano, el brillo de los labios… y, por encima de todo, la intensidad de su mirada.
Sin embargo, a pesar del cuidado estudio anatómico, este dibujo tan preciso se suaviza a la hora de dar vida a la piel de la mujer, con una pincelada más suelta y vaporosa, aunque sigue sin perder detalle. Esta pincelada se vuelve completamente libre y abocetada al pasar al segundo plano. En algunas ocasiones, como ocurre en este caso, los fondos de sus obras aparentan estar sin terminar, lo cual transmite la frescura y espontaneidad de lo inacabado.
Su estilo personal se conforma por la mezcla de las distintas influencias que le afectaron. Se encuentran en este tipo de obras continuas referencias al arte del Renacimiento y a los desnudos de los grandes maestros de la pintura. Su formación fue eminentemente clásica y academicista, y desde temprano se mostró como un gran admirador de los grandes maestros anteriores. Muchos de sus desnudos parecen inspirarse directamente en los de Velázquez o Goya, aunque también conoció directamente el Renacimiento, especialmente a Rafael, durante su estancia en Roma. De los venecianos, particularmente, de Tintoretto, tomó su técnica suelta y el sentido del decorativismo; de su contemporáneo Sorolla, el tratamiento de la luz; y del prerrafaelismo inglés y de su compañero Julio Romero de Torres, la línea simbolista.
Encontró en el cuerpo desnudo de la mujer la quintaesencia de la belleza y lo exquisito. No obstante, no son modelos venus idealizadas, sino mujeres reales en la plenitud de su belleza y el esplendor de su cuerpo; aunque la acentuación de lo erótico no le hace caer en la vulgaridad, sino que permanece elegante. Convierte a la mujer en la protagonista de su pintura, de esta y de toda su carrera.
Son muchas las influencias que marcaron a nuestro artista. Su obra es una mezcla entre el modernismo propio de la época que vivió y su profundo deseo de evocar en sus pinturas un clasicismo depurado, idealizado, de una belleza rebosante, tratando de vincularse con los grandes maestros del pasado. La propia insistencia en el tema de la mujer demuestra, una vez más, su apasionada búsqueda de la belleza.
Proviene de una colección privada de Valladolid, y fue adquirido por compra directa a los herederos, a la nieta del artista. Desde aquí puedes acceder al ENLACE DIRECTO.
El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía tiene cedida en depósito en el Museo de Jaén una obra en la que se representa a la misma mujer, prácticamente con la misma pose, excepto porque eleva uno de sus brazos, dirigiéndolo directamente hacia un bodegón de frutas y un mono que aparecen en el fondo. Fechada en 1920, con unas dimensiones algo mayores. El cuadro que aquí presentamos parece ser el estudio o la obra previa a la composición definitiva; sin embargo, en el fondo se puede apreciar que, en algún momento, figuró también el bodegón junto con el mono, aunque actualmente se encuentre oculto.
Desnudo (1920)
Por otro lado, la inspiración de estas dos obras en la Olimpia (1863) de Manet se hace más que evidente.