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El cubismo del Renacimiento

La complejidad del arte de la taracea

Hoy queremos hablaros de dos técnicas decorativas de la madera que, aunque pueden dar resultados parecidos, realmente tienen procesos e historias diferentes: la marquetería y la taracea.

La marquetería

La marquetería es el arte o técnica de chapar o embutir piezas de madera en una estructura formando patrones decorativos. La técnica puede ser aplicada a muebles, pavimentos, sillas, pequeños objetos de mano o incluso paneles. El entarimado o parqué es muy similar a la marquetería, de hecho, son técnicas que habitualmente se complementan, siendo ambas técnicas tradicionales de trabajo de madera, que evolucionaron en Francia en el siglo XVII, como máximo exponente la decoración de muebles y pavimentos en el Palacio de Versalles.

La marquetería difiere de las taraceas, siendo esta una técnica castellana de tallado e incrustado similar, aunque más dispar en el uso de elementos y no tan enfocada en la madera como la marquetería.

La técnica de la marquetería de chapa de madera tiene su inspiración en la Florencia y Nápoles del siglo XVI. Anteriormente al surgimiento de esta técnica, ya se elaboraban técnicas de grabado en mármol que incluían incrustaciones de piedras preciosas o semipreciosas. Esta técnica, llamada «opere di commessi», tiene su paralelo centro Italia en la Edad Media, llamado cosmati, con trabajo de grabados en suelos de mármol, altares y columnas. Esta técnica es se llama "pietra dura", por las piedras usadas, onyx, jape, cornelia, lapislázuli y mármoles coloreados. Por ejemplo, la Capilla de los Medici de San Lorenzo, está completamente cubierta en mármol coloreado usando esta laboriosa técnica de sierra de calado.

Las técnicas de marquetería en madera fueron desarrolladas en Amberes y otros centros flamencos de lujo, como la creación de cómodas en el siglo XVI. Esta técnica fue adoptada intensamente en Francia después de la primera mitad del siglo XVII, para crear en la fábrica real, muebles de un lujo no visto antes, de Gobelins, encargado de decorar el mobiliario del Palacio de Versalles y otras residencias reales de Luis XIV.

Uno de los primeros maestros en marquetería fue el flamenco Pierre Gole y su hijastro, André-Charles Boulle, los cuales fundaron una dinastía de artesanos reales en cómodas "ebenistes", dando su nombre a la técnica del uso de caparazón de tortuga, bronce y hojalata, en arabescos o complicados patrones en forma hoja. El más famoso fabricantes de muebles reales con marquetería de chapa fue Jean Henri Riensener, y una de sus creaciones más famosas fue el "Bureau du Roi".

Sin embargo, la marquetería no fue una técnica popular de diseño de muebles fuera de los grandes centros urbanos. Fue introducida por primera vez en la feria London Furniture en la Restauración de Carlos II en 1660, de mano creadores de grabados holandeses, muy influenciados por Amberes.

La marquetería tuvo un nuevo auge en Londres los últimos años de la década de 1760 como vehículo del neoclasicismo y del gusto por lo francés. Entre los ebanistas londinenses más destacados del período 1765-1790 figuraba Thomas Chippendale.

Las chapas o elementos decorativos son principalmente de madera, aunque pueden ser de hueso, marfil, caparazón de tortuga, madre perla, o bronce. Se puede usar un gran número de maderas exóticos, incluso tiñéndolas para conseguir más colores. La forma más sencilla de marquetería utiliza solo dos capas de chapas distintas, las cuales son pegadas temporalmente y cortadas con una sierra fina, produciendo dos paneles del mismo diseño, pero contrastado color «partie et contre-partie» (parte y contraparte).

Actualmente en marquetería se usan cuchillos cortaláminas, pero es una técnica que requiere mucho tiempo, por lo que muchos marqueteros se han ido pasando a sierras de calar o de contorno. Se usan distintas colas y técnicas para pegar las piezas juntas, como el pegamentos y tableros.

El acabado de las piezas requiere distintos tipos de abrasivos y barnices para pegar las piezas. También se usa la técnica de sombreado con arena, que da a las piezas un acabado más tridimensional. Las piezas se sumergen en arena caliente unos segundos antes de incorporarlas a un retablo. Otro proceso, es grabar finas líneas en la madera y rellenarlas con tintes.

La creación de mosaicos fue desarrollada en el mundo Islámico más que en otro sitio, y grandes ejemplos de estos trabajos vienen de países del Próximo Oriente como Líbano e Irán. También aparecen trabajos de marquetería en la creación de cómodas alemanas en 1710. El artista y artesano David Roentgen, Newuwied y París, dejó un trabajo sin comparación incluso entre los artesanos parisinos del siglo XVIII. Si bien la marquetería no fue tendencia en la Italia del siglo XVIII, encontramos un notable trabajo de marquetería Neoclásica con Giuseppe Maggiolini, en Milán.

Durante los 80, Georges Vriz, desarrolló una técnica llamada perforación. La idea es pegar dos chapas de madera, y lijar una hasta el punto de la transparencia de la fibra. Esta técnica fue fundamentalmente usada en Francia, en la escuela de profesionales y estudiantes École Boulle. La técnica ha sido usada en la American School of French Marquetry por uno de los profesores, el artista Patrice Lejeune.

Patrice Lejeune usa la técnica que él llama sprinkling, empleando residuos, serrín, y demás desechos como pigmentos, crea una variedad de efectos y llegando a un limitado collage. Esta técnica también fue practicada por Georges Vriz, el cual la empleó en diferentes grandes paneles expuestos en París, 1996, en la École de la Bonne Graine.

Entre las nuevas técnicas aplicadas en marquetería se incluyen el cortado de láser, donde los diseños se realizan en ordenador, cortando cada pieza por separado, independiente del tipo de madera o el grosor del corte. Deja una marca en el borde producto de la gran temperatura del láser.


Parquet - Le Petit Trianon - Palacio de Versalles

La taracea

Por otro lado, la taracea es una técnica artesanal aplicada al revestimiento de pavimentos, paredes, muebles, esculturas y otros objetos artísticos. En la labor se utilizan piezas cortadas de distintos materiales (madera, concha, nácar, marfil, metales y otros similares), que se van encajando en un soporte hasta realizar el diseño decorativo.

Es decir, es un trabajo de incrustación, mucho más complejo y laborioso. Entre unas piezas y otras hay un efecto de contraste que depende del color y la característica del material empleado. Las combinaciones de piedras de distintas clases y colores se denominan mosaicos. Una variedad de ellos, usada especialmente en pavimentos, es el arte llamado cosmatesco, frecuente en Italia.

En pavimentos de madera como parqué y tarima, es común su empleo para decoración en forma de fajas, medallones, grecas y demás motivos de decoración, muy común entre los palacios de la realeza europea.

Se tiene noticia de trabajos de taracea de la época sumeria en Mesopotamia (3000 a. C.) y de la dinastía Ming (1368-1644) en China. Se difundió por Asia Menor (actual Turquía) y más tarde los romanos la adoptaron cuando entraron en contacto con el mundo helenístico. Llamaron a este arte incrustatio o loricatio. 

Plinio el Viejo hace una extensa descripción de esta técnica en su obra Naturalis historia. Las piezas con que se hacían las incrustaciones, las llama crustae. Los árabes introdujeron esta técnica en España, por eso taracea deriva de la palabra árabe Tar'sia, que significa incrustación.

Entre 1440 y 1550 la taracea alcanza su máxima expansión al amparo del gusto por el arte y el lujo de las nuevas clases adineradas, desarrollando lo que será definido por André Chastel como el «cubismo del Renacimiento».


Taracea de fra Damiano da Bergamo; Museo de la Basílica de Santo Domingo, en Bolonia, Italia (1537)

En definitiva, la diferencia principal es que la marquetería es una técnica de ensamblaje, que trata de ir uniendo las distintas piezas formando los diseños o dibujos. Sin embargo, la taracea es una técnica mucho más compleja, que primero prepara un hueco en el material principal o base sobre el que se van encajando distintas piezas, rellenando y formando así los diseños. 

Un ejemplo espectacular: 
Teniendo en cuenta todo esto, os presentamos esta espléndida enfilada o gran aparador de estructura horizontal, con un maravilloso trabajo de taracea, por el famoso diseñador italiano VITTORIO DASSI
 durante la década de los años 50 en Italia.  ENLACE DIRECTO



Destaca por el uso de distintas maderas preciosas que aportan a la pieza una riquísima variedad tonal y por las incrustaciones tan propias de la técnica de la taracea. Asimismo, lo que más capta nuestra atención es la magnífica escena que recorre la parte frontal del largo mueble. En esta escena campestre de cacería inglesa, destaca tanto la pericia del artista a la hora de componer los cuerpos de los personajes, como la capacidad de simular la perspectiva en la planitud de la madera. El precioso paisaje compuesto por árboles, formaciones rocosas y varios componentes arquitectónicos, así como una acción que, aunque protagonizada por varios personajes, principalmente se caracteriza por la presencia de animales, garantizan la más absoluta comunión de la escena con la naturaleza. Por otra parte, el valor artesanal de esta enfilada italiana es más que innegable. 

En la parte superior, el sobre del aparador está realizado en cristal oscuro que igualmente colabora en el juego cromático tan singular de esta obra. Además, pese a ser un mueble robusto, no transmite esa sensación gracias a las patas que lo hacen levitar del suelo, y la base oval de mármol rosa portugués sobre la que se apoya y que, de la misma forma, lo eleva del suelo. 



Más sobre el artista...

Vittorio Dassi (1893 – 1973) fue un artista italiano de posguerra y contemporáneo que nació en 1893. Los muebles de Dassi, realizados entre los años 40 y 50 del siglo XX, se distinguen por la elección de maderas preciosas como palo de rosa, cerezo, fresno y nogal, a menudo decoradas con paneles con incrustaciones y cristales firmados por grandes maestros del vidrio. Elegante en el diseño, y sin perder la calidad funcional, su mobiliario se puede combinar con el estilo refinado de Gio Ponti, a quien Vittorio estuvo unido por importantes colaboraciones después de tomar el relevo de su padre en la empresa Dassi Mobili Moderni en Lissone.

Entre los proyectos más importantes de la fábrica se encuentra, de hecho, la realización de los muebles de las habitaciones del Hotel Royal en Nápoles, diseñado por Ponti a mediados de los años 50, un período que marca el punto de inflexión de Dassi hacia formas más esquemáticas y madera de teca para la producción de muebles modulares.

En general, los diseñadores modernistas italianos continuaron profundamente apegados e influenciados por su tradición artesanal. Pero su contribución a la definición del modernismo fue decisiva también y sobre todo porque se definió por una dosis considerable de liberalismo artístico. La diversidad estética dentro del pueblo en sí era grande: piezas como este escritorio de los años 60 en acero y palisandro de Gianni Moscatelli para Formanova parecen casar elementos daneses y holandeses; mientras que el legendario Gio Ponti creó diseños en roble, caoba y hormiga que exudan una sensibilidad exquisitamente italiana; y de nuevo, los escritorios de mediados de siglo de Vittorio Dassi, con sus materiales y formas contrastantes, ilustran otra nueva característica modernista italiana.