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Magnífica obra que sigue el modelo de la Virgen de la Faja realizada por Murillo hacia 1660 y con la que el artista logró gran popularidad. La escena presenta gran equilibrio en la composición del espacio y en las actitudes de los personajes. La Virgen acoge en su regazo al niño mientras un séquito de ángeles y querubines contemplan al nacido mientras tocan instrumentos.
Procede de una colección particular.
El rostro de la madre es tremendamente expresivo, recogiendo cierta melancolía que podría estar relacionada con el futuro del pequeño. Esa ligera melancolía contrasta con la música de los ángeles que aparecen en el fondo, presenciando la escena unos querubines en la parte superior del lienzo.Los personajes se insertan en una serie de diagonales que organizan la composición, aportando dinamismo y ritmo al conjunto. Las figuras están bañadas por una clara luz con la que se consigue cierto efecto atmosférico, que será tomado de la escuela veneciana que Murillo admiró durante su estancia en Madrid en el año 1658.
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Alto (cm) 155.00
Ancho (cm) 125.00
Fondo (cm) 7.00
Peso (kg) 40.000

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