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Los bodegones

Un género menospreciado

HISTORIA Y EVOLUCIÓN DE LOS BODEGONES

Realmente, los bodegones o naturalezas muertas tienen su origen en la Antigüedad, aunque no fue hasta el siglo XVII cuando llegaron alcanzar un gran éxito. Por ejemplo, en el antiguo Egipto adornaban el interior de las tumbas, pues se tenía la creencia de que los objetos representados se harían reales en el más allá. 


Tazón de fruta transparente y jarros. Frescos romanos en Pompeya (70 d. C.)

Por otro lado, la apreciación popular del realismo en los bodegones se relaciona directamente con la leyenda griega de Zeuxis y Parrasio, quienes compitieron por crear los objetos más parecidos a la realidad. 

Durante la Edad Media era común añadir pequeños bodegones en las grandes pinturas de tema religioso o en retratos, es decir, siempre subordinados a otros géneros, y normalmente para añadir un significado religioso o alegórico, muy común en el norte de Europa (artistas como Jan van Eyck), donde más destacó el desarrollo del hiperrealismo. 

Leonardo da Vinci fue de los primeros artistas en liberarse del significado religioso, creando estudios de fruta en acuarela, en su incansable examen de la naturaleza. Algo parecido ocurrió con Alberto Durero. 

En el siglo XVI se vivió una explosión de interés por el mundo natural, en la cual los objetos naturales comenzaron a apreciarse como elementos de estudio individuales, aparte de cualquier asociación mitológica o religiosa. Fue el momento de la aparición de los “gabinetes de curiosidades”. Todo este contexto de difusión de ejemplares naturales dio como resultado la creación, prácticamente simultánea, de los bodegones modernos (hacia 1600). El contenido religioso fue disminuyendo, hasta que terminaron por convertirse en bodegones autónomos. 

En cuanto al siglo XVII, hay que empezar señalando que, durante el Barroco, fue sin duda la pintura el arte que primó por encima de los demás, aunque el bodegón seguía siendo menos respetado y valorado que la pintura de “gran estilo”. Lo que ocurrió fue que artistas destacados en otros géneros, produjeron también bodegones. Fue el caso de Caravaggio, uno de los primeros pintores en representar naturalezas muertas con conciencia de obra pictórica, aportándoles su particular realismo. Del conocidísimo Rembrandt podemos citar la obra Muchacha con pavos reales muertos, en la que añade un retrato femenino. 


Caravaggio, Cesto con frutas (1595-1600)


Rembrandt, Muchacha con pavos reales muertos (1639)

LOS BODEGONES EN NUESTRO PÁIS

En cuanto a nuestro país, el siglo XVII fue bastante menos glorioso a nivel político y económico que el siglo anterior, muy marcado por el sentimiento religioso. En este contexto, la Iglesia se convirtió en el principal comitente de obras de arte, por lo tanto, la gran mayoría de las obras que se encargaban y se realizaban en ese momento eran de tema religioso. Se debe destacar también la notable ausencia de una clase burguesa fuerte, con muy pocas excepciones, e igualmente muy mediatizada por la Iglesia. Esta ausencia de burguesía impidió el desarrolló de los géneros pictóricos (artísticos, en general) más propios de dicha clase social, como la pintura de paisaje, retratos… 

Los reyes españoles de la época pretendieron atraer a pintores afamados de otros países, especialmente de Italia. Sin embargo, a excepción de las visitas puntuales de Rubens y de Luca Giordano, los artistas que acudían a su llamada eran de segundo orden. Pero, aunque no vinieran los autores en sí, sí llegaban sus obras mediante ventas. 

Lo que hicieron algunos artistas fue inclinarse por el estado clerical para poder eximirse del pago de alcabalas y protegerse así de la justicia civil, lo que les permitía además estar en contacto directo con la Iglesia. Es el caso por ejemplo de Juan Sánchez Cotán, profeso en la orden religiosa de los Cartujos. 

Como ya hemos adelantado, el género que gozó de un mayor desarrollo durante la época fue la pintura religiosa, más incluso que en cualquier otro país católico europeo; pero, aún así, tuvo cabida la pintura profana. Hay que destacar que en aquel momento este tipo de obras eran consideradas como obras menores, e incluso en muchas ocasiones se tomaban como obras para que los artistas en formación desarrollasen y perfeccionasen sus habilidades. No obstante, llegó a alcanzar una gran calidad. 

Dentro del genero del bodegón en sí, se pueden dividir dos tipos; los bodegones de flores y los bodegones de naturalezas muertas, con Juan Sánchez Cotán como mayor representante. En cuanto a su origen, se proponen dos posibilidades; por un lado, el mundo flamenco y, por otro, el ambiente italiano, que los artistas españoles pudieron conocer gracias a la llegada de las obras de los artistas extranjeros. 

Otro tipo de bodegones fueron las vanitas, término latino que puede traducirse por vanidad, pero no en el sentido de orgullo o soberbia, sino vacuidad o insignificancia, “en vano”. Fueron bodegones de alto valor simbólico, muy característicos de la época. Las calaveras fueron su principal protagonista, el símbolo inequívoco de la muerte y la fugacidad de la vida y de los placeres de los sentidos; aunque también podían incluir muchos otros, como flores marchitas, relojes de arena, cadáveres de animales… símbolos y alusiones también de la muerte, que termina por llevárselo todo. Presentaban un interés mucho más moralizante. Fueron especialmente queridos por los pintores holandeses, alrededor del año 1600.

Este tipo de obras respondían a diversas causas; en primer lugar, cumplir con la demanda de pintura de carácter más decorativo, pero está especialmente relacionado con el incipiente naturalismo e imitación de la naturaleza que se desarrolló por casi todo el continente europeo a partir de finales del siglo XVI, relacionado también con la aparición de los libros de botánica. 

JUAN SÁNCHEZ COTÁN y JUAN VAN DER HAMEN 

Juan Sánchez Cotán fue sin duda el artista español más destacado en este ámbito. Nació en Orgaz, Toledo, en el año 1560 y, aunque la profesión de su padre es desconocida, sí se puede afirmar que su hermano y sus descendientes se dedicaron a la escultura. Seguramente fue discípulo de Blas de Prado y desde una época temprana fue bastante apreciado como artista. Aunque su reconocimiento actual es gracias a sus espectaculares bodegones, realizó también diversas escenas religiosas y varios retratos. Sintió la vocación religiosa y profesó en la Cartuja de Granada, donde residió hasta su muerte en 1627. 



Juan Sánchez Cotán

Se considera a Sánchez Cotán como el creador de un tipo muy característico de este género de los bodegones o, al menos, no se conocen obras que puedan servir de precedente, aunque posteriormente fue continuado por autores como Juan Van der Hamen. 

Por su parte, Juan Van der Hamen (1596-1631) nació en Madrid, en el seno de una familia de origen flamenco. Fue un excelente retratista, pero fueron también sus bodegones las obras que le otorgaron la fama. Aunque el rey Felipe IV se hizo con varias obras suyas, fueron los pequeños funcionarios de la corte quienes en mayor cantidad atesoraron sus bodegones. Ya desde sus primeras obras se mostró capaz de recoger elementos provenientes de distintas fuentes, adaptándolos para el público español y las circunstancias de cada encargo, lo que explica la diversidad de su obra, además de la amplia participación de su taller. 

Partiendo de los modelos flamencos y tomando como referencia el modelo austero e inquietante de bodegón creado por Juan Sánchez Cotán, el pintor madrileño creó composiciones algo más elaboradas, con una mayor complejidad espacial. 


Juan van der Hamen

Sin embargo, la importancia del bodegón español no ha sido debidamente reconocida hasta fechas recientes. Incluso los tratadistas de pintura, como Francisco Pacheco o Antonio Palomino, consideraron la pintura de bodegón como un género secundario. La revalorización de dicho género comenzó en 1935, con la exposición Floreros y bodegones en la pintura española, organizada por la Sociedad de Amigos del Arte, donde se expusieron varias obras de Sánchez Cotán, Zurbarán… 

CARACTERÍSTICAS Y COMPOSICIÓN

Este tipo de bodegones destacan por la sobriedad de su composición (generalmente apaisada), un interés tenebrista (especialmente evidente en los fondos), un precioso y meticuloso realismo, absolutamente descriptivo, logrado gracias al manejo de la luz y del color, y una gran volumetría de los objetos representados. Destaca la maestría en la técnica de las calidades.

Las composiciones, siempre muy estudiadas, suelen estar marcadas por líneas verticales, generalmente paralelas, constituidas por los objetos presentes, bien apoyados o bien colgando de cuerdas o hilos desde la parte superior. 

Los objetos aparecen desarrollados en el estrecho margen del poyo de una ventana. Realmente, lo que se hace es imaginar una ventana o vano en la pared en perspectiva, cuya parte superior siempre se encuentra oculta. Podrían tomarse incluso como trampantojos, en los que simula una ventana como escenario en el cual sitúa los objetos en el alféizar, que destacan fuertemente iluminados sobre el fondo siempre oscuro, proyectándose hacia el espectador. 

Esta técnica, que recibió el nombre de <<marcos de ventana>>, resultó muy influyente para los posteriores bodegonistas del país, y marcó la diferencia sustancial con los bodegones tradicionales italianos y flamencos, donde los objetos se representan comúnmente sobre la superficie de una mesa. Además, el marco de la ventana sirve en muchas ocasiones como el propio marco del cuadro. 

Gracias a los estudios técnicos, se puede asegurar que se pintaba el fondo en primer lugar, y posteriormente los objetos por encima. De esta manera se explica la falta de correcciones y la minuciosidad del dibujo. 

SIMBOLISMO

Uno de los aspectos más curiosos de este género es la simbología que encierran. Ya hemos adelantado algo al hablar de las vánitas, pero hay un significado para cada objeto representado en un bodegón. Podía estar relacionado con la religión o no. 

Por ejemplo, las flores: Las rosas simbolizan a la Virgen María, la fugacidad, el amor… Los lirios, la virginidad, el seno femenino o la justicia; el tulipán, la nobleza; el girasol, la lealtad, el amor divino o la devoción; la violeta, la modestia y la humildad; y la amapola, el sueño o la muerte. 

En cuanto a los insectos: las mariposas simbolizan la transformación y la resurrección; las libélulas, la fugacidad o el demonio; las hormigas, el trabajo duro y la atención a las cosechas; y el caracol, la unión del hombre con Dios, dado la forma de su concha, que a lo largo de la historia se ha relacionado con la divinidad. 


Sucesión de Fibonacci

Por último, las frutas: las naranjas representan la fecundidad; los limones, la amargura, el dolor e incluso la muerte; las manzanas, el pecado; las granadas, la vida eterna o la prosperidad; los melocotones, la virtud y el honor; las uvas, los pensamientos impropios y la lujuria; la sandía, el buen futuro y los higos el conocimiento. 

EVOLUCIÓN POSTERIOR

A partir del siglo XIX, con el surgimiento de las academias europeas, especialmente la Academia francesa, el bodegón comenzó a decaer de nuevo, debido a la jerarquía de géneros, que consideraba que el mérito y valor artístico de una pintura radicaba en el tema que tratase. La pintura de historia ocupó el primer lugar. Sin embargo, se convirtió en uno de los géneros preferidos por la corriente romántica. Por ejemplo, los bodegones de Goya, Courbet o Delacroix, estaban impregnados de una fuerte corriente emocional, mucho menos preocupados por la exactitud de la representación. 

Las pinturas de Los Girasoles (1888) de Van Gogh son algunos de los bodegones más conocidos del siglo XIX, con su estilo inequívoco. En cuanto a los siglos XX y XXI, los bodegones fueron utilizados por artistas como Cézanne o Picasso para su particular experimentación artística, absolutamente moderna. 


Van Gogh, Los Girasoles (hacia 1888)

CONCLUSIONES

En definitiva, aunque se puede considerar que los bodegones surgieron en la Antigüedad, fueron tomados como obras de segunda hasta que consiguieron obtener un reconocimiento algo mayor a partir del siglo XVII. Muchos de los grandes pintores de la historia realizaron bodegones, por unas razones o por otras, gracias a la aportación de estos artistas el género fue escalando posiciones. En cuanto a los bodegones españoles, no se pueden entender sin la aportación del modelo característico de Juan Sánchez Cotán, seguido por muchos otros, siendo obras que transmiten siempre una atmósfera de espiritualidad, silencio y elegancia.